Isaías 41:8-14 NTV «Pero en cuanto a ti, Israel, mi siervo, Jacob, a quien he escogido, descendiente de mi amigo Abraham, te he llamado desde los confines de la tierra, diciéndote: “Eres mi siervo”. Pues te he escogido y no te desecharé. No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. Pues yo te sostengo de tu mano derecha: yo, el Señor tu Dios. Y te digo: “No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob, no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré.Yo soy el Señor, tu Redentor. Yo soy el Santo de Israel”. Serás un nuevo instrumento para trillar, con muchos dientes afilados.
¿Cómo Llegar a Donde Quiero Llegar?
El poder de una vida enfocada. No hay nada más poderoso que esto, cuanto más enfocada esté tu vida, más impacto tendrá. ¿Alguien uso una lupa algunas ves?. Cuando apuntas de cerca un papel haciendo que el poder del sol pase a través de la lupa , la luz se puede convertir hasta en un poderoso láser. Pues lo mismo sucede cuando descubrimos el poder de enfocar nuestra vida. Puede ser algo muy poderoso.
No puedes averiguar dónde quieres ir hasta que sepas donde estás ahora mismo, tienes que conocer tu posición presente. Debes saber dónde estás ahora mismo, si tuviera que llamarte, te llamaría por teléfono celular y diría: «Quiero ir a tu casa. ¿Cómo llego? «¿Qué sería lo primero que me preguntarías? ¿Dónde estás? Ese es el primer paso. Hay dos preguntas que necesitas hacerte a ti mismo. La primera es ¿Dónde estoy ahora? y la segunda es, ¿Qué me gustaría cambiar?.
Primero ¿Dónde estoy ahora? ¿Dónde estoy ahora financieramente? ¿Dónde estoy ahora emocionalmente? ¿Dónde estoy ahora en mi carrera? ¿Dónde estoy ahora en mis relaciones? ¿Dónde estoy ahora mismo espiritualmente? ¿Cómo estoy ahora mismo? ¿Cuál es mi ubicación actual? ¿Dónde está mi GPS ahora?.
Después debes de preguntarte a ti mismo, ¿Qué me gustaría cambiar? Esta es la primera pregunta que se hizo Abraham. Él se imaginó, “me estoy haciendo viejo y mi hijo no tiene un hijo”. ¿Qué me gustaría cambiar? Me gustaría que mi hijo tuviera una esposa. Me gustaría que se casara. Así que Dios había prometido a Abraham que él sería el padre de una gran nación. Pero como he dicho, era muy viejo. En un verso de este capítulo dice: “Abraham ya era muy anciano, y Dios lo había bendecido en todo.” El tiempo se está acabando para Abrahám pero, “Cuando Dios dice: ‘Yo haré’, lo dice con toda la autoridad de la omnipotencia. Ha previsto todas las dificultades. Ha estudiado todos los obstáculos que se interponen en su camino. Se ha anticipado a todas las posibles contingencias. Él conoce la debilidad de aquel a quien le hace su promesa, y sin embargo, dice: ‘¡Yo haré!’”
Fanny González de Blanco
11 de Junio 2024
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