2 Timoteo 3:5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.

Si todavía tu no has permitido que Dios trabaje en tu corazón y lo transforme; no actúes como que estás en un nivel diferente del que realmente estás. La esencia de nuestra relación con Dios es la verdad y la transparencia. De ahí podemos partir edificando sobre la roca con solidez y firmeza.
¿Cuál es la medida de tu fe y madurez ? La medida en que tú le entregas el corazón a Dios y que le permites hacer su obra en ti. No es religión, no es apariencia, no es maquillaje.
El que tiene un corazón para entregárselo a Dios crece en el fruto del Espíritu; pero el que no tiene la humildad y valentía de entregarse porque todavía tiene áreas que no ha sometido a la obediencia; áreas donde el Espíritu no controla, debe reconocer que esas áreas necesitan madurar y debe trabajarlas en oración y Obediencia. No es sano para nadie “ la apariencia de piedad”. La apariencia de piedad no permite la eficacia de la fe.
La apariencia para quedar bien delante de los hombres, estando mal delante de Dios no es caminar en integridad.
A Dios no le preocupa que tu seas débil o que en algún momento hayas pecado porque hay perdón en la sangre de Cristo; lo que da lugar al diablo es la falta de arrepentimiento, la falta de transparencia y que no seas genuino . Las caretas no funcionan delante de Dios porque el conoce nuestro rostro verdadero.
No es necesario fingir santidad o piedad. No es cuánto tu tienes de Dios pues el ya lo entrego todo, es más importante cuánto tiene Dios de ti. La medida de cuánto Dios tiene de ti es la medida que agradas el corazón de Dios.
Dios no quiere hijos con “cosméticos” detrás de los cuales se esconden dolorosas y en ocasiones feas realidades. Jamás en condición de ocultar el pecado puedo conocer ni agradar a Dios. Es más sencillo y más sanador para todos expresar y dejarle conocer nuestra realidad. Es desde allí, desde la humildad donde Dios trabaja.
Dios te conoce y conoce la condición de nuestro corazón, no se aparta, ni se esconde; solo quiere perdonar y sanar y salvar. Oremos que el amor y misericordia de Dios nos lleven a caer de rodillas delante de El y ser transparentes y podamos continuar creciendo y avanzando en fe.
Fanny González de Blanco
19 de Mayo 2024
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